Santiago de Cali, 18 de septiembre de 2025
En lo alto de Siloé, entre las calles coloridas y el vibrante sector de Guayacales, una historia de esperanza florece bajo el sol de Cali. Se trata del comedor comunitario CAS 2, un lugar donde el alimento no es lo único que se comparte, bajo el liderazgo de Mónica Alexandra Tumiñan, este espacio se ha convertido en un faro de resiliencia y un motor de cambio para la comunidad.
Cada día, más de 40 personas encuentran en este comedor no solo una comida nutritiva, sino también un ambiente de calidez y pertenencia. Pero la visión de Mónica va mucho más allá de alimentar el cuerpo; ella también se ha propuesto nutrir el alma y los sueños. Así nace La Casa del Abuelo, un emprendimiento que rinde tributo a la figura que la crio y a la pasión que la ha acompañado desde niña: el contacto con la naturaleza.
Un mirador al futuro
Desde su comedor, Mónica ha creado un mirador que regala una vista privilegiada del paisaje de Cali, enmarcada por una colorida pintura. Aquí, los visitantes pueden disfrutar de la belleza de la ciudad mientras se sumergen en un vivero de plantas medicinales y ornamentales. Mónica lo explica con una sonrisa: «es un sueño que tengo desde niña… nos unimos para hacer turismo en Siloé, aprovechando el mirador».
La Casa del Abuelo no es solo un lugar de visita, es un espacio de aprendizaje y transformación, a través de talleres se enseñan prácticas de cuidado del medio ambiente y se promueve la siembra de plantas, así como de nuevas oportunidades a partir del reciclaje. Mónica ejemplifica este compromiso con una labor artesanal: «aquí todo se aprovecha, reciclamos y reutilizamos, por ejemplo, las latas de atún las limpio, las pulo y las decoro, para ser utilizadas como materas, promoviendo este proceso en nuestros niños». En sus manos, un objeto desechado se transforma en un hogar para una nueva vida, una metáfora perfecta de lo que su proyecto hace por la comunidad.
Sembrar amor y conexión
«Aquí sembramos amor desde el corazón, resiliencia, principios, perdón, gratitud, eso queremos reflejar en quienes nos visitan», afirma Mónica. Y es precisamente ese amor el que se siente en cada rincón del comedor y en cada proyecto que emprende. La iniciativa de turismo comunitario, en colaboración con otros emprendedores locales, busca mostrar las maravillas, los colores y el espíritu solidario de Siloé.
El comedor comunitario CAS 2 es más que un punto de encuentro para el alimento; es un emprendimiento soñado que transforma vidas, es un reencuentro con la naturaleza, un gesto de protección al medio ambiente y un espacio donde se le regala una segunda oportunidad a los objetos y a las personas. En Siloé, una semilla de esperanza fue sembrada, y gracias al trabajo y el corazón de Mónica, está creciendo con fuerza, reflejando el poder de la comunidad y la convicción de que el amor es el ingrediente más importante para crecer y recuperar a Cali.