Santiago de Cali, 18 de septiembre de 2025
En el barrio Siloé, vive Luis Alfonso González, un hombre de 85 años que ha visto transformar su territorio con el paso del tiempo. Desde hace 68 años camina las empinadas calles de la Comuna 20, y hoy, con la serenidad de la experiencia, resume en pocas palabras lo que significó para él y sus vecinos la llegada del MIO Cable: “Nos cambió la vida a todos”.
Hace una década, cuando se inauguró este sistema de transporte en la ladera, pocos imaginaron que se convertiría en mucho más que cabinas recorriendo los aires. El MIO Cable se transformó en un símbolo de dignidad, acceso y desarrollo para una de las zonas históricamente más olvidadas de la ciudad.
Don Alfonso recordó cómo eran los días antes de que el cable llegara, asegurando que “antes de este proyecto, el tráfico por la ladera era muy complicado. Había puro barro para caminar, llovía mucho y la gente cuando iba a trabajar llegaba con la ropa sucia. No había transporte; después vinieron las gualas y acomodaron un poquito, pero tocaba madrugar mucho. A veces llegaban tarde, se mojaban, y la inseguridad era tremenda”.
La historia cambió en 2015, cuando las cabinas azules del MIO Cable comenzaron a atravesar el cielo de Siloé. Desde entonces, el sistema no solo ha facilitado la movilidad, sino que ha dignificado la vida de miles de personas que ahora cuentan con una alternativa segura, rápida y cómoda para llegar a su destino.
“Aquí hay personas que madrugan a trabajar, a las 5:00 o 5:30 a.m. ya están bajando, y antes era muy complicado por la inseguridad. Con el MIO Cable todos nos beneficiamos: hombres, mujeres, estudiantes, personas mayores. Muchos beneficios nos ha traído este sistema”, relató don Alfonso, con una sonrisa que combina gratitud y orgullo.
El MIO Cable hace parte de la rutina de este hombre que aún conserva la costumbre de caminar por su barrio y recorrer la ciudad. “Yo siempre me movilizo cuando tengo citas médicas, cuando voy a visitar a algún familiar o a cobrar el auxilio de Colombia Mayor. Y a veces también pago el pasaje y me pego una paseada, me subo en el MIO y me voy a caminar. Luego regreso en el MIO Cable sin necesidad de asolearme ni cansarme”, contó.
Pero más allá de la comodidad, el impacto ha sido profundo. El sistema le dio una nueva mirada a la ladera, integrándola a la ciudad. “Este transporte es muy bueno, bien bonito. Le dio categoría al barrio y a las personas. La gente del oriente, del occidente y del sur, con la llegada del MIO Cable, voltearon una mirada hacia la ladera. Revolucionó el transporte, no solo aquí, sino en toda Cali”, dijo.
Con sus recuerdos vivos, don Alfonso no duda al afirmar que hubo un antes y un después de este sistema. “Antes era muy duro movilizarse. Aquí había arrieros que cargaban neveras, maletas y mercados para llevarlos abajo, y la gente caminaba largas distancias. Pero llegó el MIO Cable y nos cambió la vida a todos”.
Hoy, 10 años después de su puesta en marcha, el MIO Cable sigue siendo un puente entre la montaña y la ciudad, un ejemplo de cómo la movilidad puede transformar territorios y corazones. Para don Alfonso y miles de habitantes de la Comuna 20, cada viaje en cabina no solo es un trayecto: es la certeza de que el progreso también llegó a su barrio para quedarse.