El corazón de la pequeña Fernanda Isabela Velásquez Rodríguez latía más rápido al escuchar la melodiosa voz de sus papás cantándole, quizás en una expresión de agradecimiento a la nueva oportunidad de vida que tuvo después del paro cardiorespiratorio que sufrió al ser extubada.
La bebé que nació prematura en el Hospital Universitario del Valle y que estuvo entubada por cuatro días por un problema respiratorio detectado, pudo desde su cuna en la Unidad de Cuidado Intensivo Recién Nacidos, ‘Cirena’, fortalecer el vínculo con sus padres a través de la música y el canto que les permitían realizar diariamente.
“Nos han dado permiso de leerle, cantarle, incluso en la situación más fuerte que fue cuando le dio un paro, mi esposa y yo que somos adoradores cristianos, llevamos la guitarra, adorábamos y orábamos con ella. De hecho, nos dijeron que, si podemos hacerlo con todos los bebés e hicimos una dinámica los domingos, me traía la guitarra y oramos con los bebés y las mamás”, cuenta Daniel Velásquez, padre de la pequeña Fernanda, que duró un mes y un día hospitalizada.
Esta atención humanizada que brinda el HUV en Cirena lo agradece Daniel, porque “todo fue excelente desde que llegué con mi esposa para el parto hasta la estadía de mi hija. No tengo ningún tipo de queja, siempre que teníamos una pregunta nos tenían una respuesta, gracias a Dios ha salido excelente”, anota el padre.
El HUV cada día se esfuerza por fortalecer la atención en la Unidad de Recién Nacidos con los más de 44 bebés que manejan.
Así lo constata Aurora Luna, enfermera líder de Cirena, quien, en sus 28 años de trabajo en el HUV, recuerda que “he visto el progreso en la atención que le brindamos a los pacientes, por ejemplo, hemos mejorado mucho en cuanto a los horarios de visitas, se le permite mayor continuidad a la visita de padres, abuelos y hermanos. Siempre estamos pendiente de los pacientes del Programa Canguro, de las fechas especiales y de esos papás que se destacan y hacen un apoyo especial como lo fue Daniel y su esposa”.